Recuerdos de un corazón en decadencia

 Tengo como un mes sin poder dormir bien: O se me va el sueño en mitad de la madrugada o tengo pesadillas tan intensas que despierto sobresaltada, con el corazón latiéndome en la garganta. Pero he estado tomando mis medidas y procuro dormir temprano y despertar temprano, seguir con mi rutina y por más cansada que esté durante los días no puedo tomar siestas, y si es así sólo descanso veinte minutos, no más.

Estoy ansiosa y angustiada todo el tiempo, ya ni siquiera tengo ganas de tomar. En días buenos como dos veces. ¿Estoy teniendo otro episodio maniaco-depresivo? ¿Es la crisis del medio año? ¿Por qué estoy tan detonada?


Hace un mes más o menos de hecho recibí unos mensajes en mi NGL (un buzón de mensajes anónimo) una noche. De inmediato supe de quiénes eran: Seis años después, ¿Creerían que soy incapaz de reconocer su estilo? Si en menos tiempo de conocer a alguien logro dar con lx autorx. Más allá de su estilo formal pero cercano lo que me perturbó fue la naturaleza de sus mensajes.

Sobre todo porque: ¿Por qué haría algo así?

Digo, supongo que tiene un montón de razones para escribirme pero ¿Por qué iniciaría una conversación tan íntima y tan indiferente DE FORMA PÚBLICA?

Dudé en responder, más que nada porque sentí el JUICIO que mis mutuals podrían hacerme hasta que entendí que nadie más iba a saber de qué o con quién estaba hablando. Pero bueno, otro día volvió a decir unas cosas crípticas y desapareció y eso bastó para desestabilizarme por completo: Ahora no como, no duermo, ni siquiera quiero tomar. 

¿Por qué? ¿Por qué así, por qué ahora, por qué eso?


He traído los nervios a flor de piel. El otro día me puse a llorar porque viví una escena súper surreal: Caminaba yo por mi Cornelia Street (C) con Manzano de su correa y justo en la esquina donde Karli y yo solíamos quedarnos a platicar vi cómo dos chicas se encontraban, se besaban y luego se iban juntas. Y pensé: WOW, CÓMO SE ATREVEN A SER FELICES EN MI RINCÓN DE LA TRISTEZA.

Qué decepcionada volví a casa dándome cuenta de que no es la ciudad que compartí con Karli, es la ciudad de un montón más de gente. Que en cada oruga en la que lloré y cada rincón donde fui feliz significa algo diferente para las personas que ignoran mi historia.

Han sucedido cosillas así en estas últimas semanas: Páginas que me aparecen en mi algoritmo de FB. Canciones en el aleatorio de espotifai. Sueños, aromas, sensaciones, voces, comentarios, fotos. ¿Cuánto tiempo estaré viviendo en un Deja Vu sin darme cuenta?

¿Estoy perdiendo la cabeza? Lo más probable es que sí. ¡Otra vez, para variar! Me tengo harta.





A veces me despierto en la madrugada con la imperiosa necesidad de escribir cartas. De escribirle al mimors y a Karli y escribir hasta que se me caigan las uñas. ¿Pero tengo algo qué decir? Groserías y reclamos. Palabras de amor eterno. Despedidas. Alguna mentada de madre por ahí. 

No lo hago, pero me arrepiento cada vez que decido callarme. Cuando el amor que sientes no se lo das a alguien o algo se te pudre y se vuelve angustia, resentimiento y agonía. Lo sé, llevo dos años con la sensación de que me ahogo, pero oigan, ¡YO soy la víctima! 

Soy la víctima y la victimaria, la jueza, el jurado y el verdugo.

No tengo paz.


No es algo que me atormente a cada momento. La verdad es que gran parte del día me siento casi normal y me siento amada y acompañada y a veces cuando me doy cuenta del tiempo que ha pasado y lo mucho que ahora soy una Mariana diferente es imposible preguntarme cuál serían sus opiniones.

"¿Qué chingados me importa? Lol" es mi respuesta.



Al final, los recuerdos de un corazón en decadencia pueden ser tan vívidos que me hieren al nivel de hacerme perder el sueño pero le echo muchas ganas de salir adelante y de escribir un montón. A mí misma y a quién sea que me quiera leer.

Mañana dormiré mejor, ya verán.


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